Una cosa: al parecer los ángeles no tienen
alas.
No me meteré mucho en el tema de los ángeles
porque ni yo misma lo entiendo. Henry me contó tantas cosas sobre ellos (sobre
él) que podría escribir un libro de no sé cuantas paginas… Pensándolo bien,
podría escribir una enciclopedia.
No era tan creativa como para hacer una
enciclopedia, así que, decidí que mejor me enfocaba en lo mio: los fantasmas.
Suena raro. No me imagino decir a alguien “Lo
mio son los fantasmas” mientras que el otro diga “¡Qué genial, lo mio son las
brujas!”. Esa conversación la tendrían personas que, tal vez no estén mal de la
cabeza sino… Bueno, sí, estarían locas esas personas.
Rebobino en el tiempo hasta hace un par de
semanas y ni quiera me hubiera imaginado pensar en este tema, supuestamente
ficticio, como en algo real.
—Henry, quisiera que me dijeras qué es lo que
me espera, porque tengo miedo —admití.
—No te diré algo que te asuste más mientras
estás indefensa —dijo mirándome de manera protectora, como siempre lo hacía.
—¿Qué propones, entonces?
—Enseñarte a seguir tus instintos…
—¿Mis instintos? —me bufé. Nunca había sido
buena en seguir mis instintos; no por que no supiera cuáles fueran sino porque
éstos siempre eran fallidos de alguna manera. Horrible, lo sé.
—Lo que pasa, Jenn, es que no te enfocas en
lo verdaderamente importante —explicó Henry.
—Me es imposible enfocarme en algo que no sea…
—David o Peter —interrumpió Henry.
—No es exactamente lo que iba a decir pero… —terminé
dándole toda la razón. Los chicos eran un tema constante en las mujeres, aunque
unas aparentan ser demasiado buenas. Siempre, en cualquier etapa, vamos a
suspirar por ellos.
Henry me regaló una de sus sonrisas de ángel,
y agradecí el apoyo.
—Henry la última vez que te vi te pregunté si
mis padres sabían lo que soy… —comenté insegura de si era el momento correcto
de traer el tema—. ¿Sabes algo de eso?
Asintió.
—Jenn, ellos saben exactamente lo que eres…
—Nunca lo demostraron —susurré.
—Más que su deber, ellos de verdad quieren
protegerte. Te aman aunque… —se calló. Sabía lo que iba a decir, Henry iba a
mencionar su falta de atención hacia mí.
—Calla, por favor —imploré.
Henry entendía mis sentimientos, él era una
especie de ángel guardián, aunque sé que no tengo uno.
—Te aman…
Si, claro, me amaban y yo juro por Dios que
intentaba no juzgar sus acciones, pero les necesitaba tanto que era egoísta al
no comprenderlos.
—¿Sientes eso? —preguntó Henry.
—¿Qué? —yo no sentía ni frio… ni nada,
exactamente.
—Ese instinto que te dice que algo no está
bien con el paisaje…
Me reí, pero al parecer hablaba muy enserio. Y
de pronto, vi a David; al parecer se dirigía hacia nosotros.
—Creo que ya sé qué es —dijo Henry.
—¿Celoso?
—No, pero sé que es una distracción para ti. Solo
quiero que sepas que no me gusta mucho ese tal David… hay algo… algo que parece
muerto en él.
__________________________________________
Uff, uff!! ME TARDÉ DEMASIADO, Y LO SIENTO!! De verdad que este semestre está yendo medio pesadito, y con mi nuevo horario, me estoy estresando demasiado. Intentaré subir más seguido y GRACIAS A MIS LECTORAS FIELES! <3