viernes, 14 de septiembre de 2012

Capitulo #26 "Algo muerto"


Una cosa: al parecer los ángeles no tienen alas.
No me meteré mucho en el tema de los ángeles porque ni yo misma lo entiendo. Henry me contó tantas cosas sobre ellos (sobre él) que podría escribir un libro de no sé cuantas paginas… Pensándolo bien, podría escribir una enciclopedia.
No era tan creativa como para hacer una enciclopedia, así que, decidí que mejor me enfocaba en lo mio: los fantasmas.
Suena raro. No me imagino decir a alguien “Lo mio son los fantasmas” mientras que el otro diga “¡Qué genial, lo mio son las brujas!”. Esa conversación la tendrían personas que, tal vez no estén mal de la cabeza sino… Bueno, sí, estarían locas esas personas.
Rebobino en el tiempo hasta hace un par de semanas y ni quiera me hubiera imaginado pensar en este tema, supuestamente ficticio, como en algo real.
—Henry, quisiera que me dijeras qué es lo que me espera, porque tengo miedo —admití.
—No te diré algo que te asuste más mientras estás indefensa —dijo mirándome de manera protectora, como siempre lo hacía.
—¿Qué propones, entonces?
—Enseñarte a seguir tus instintos…
—¿Mis instintos? —me bufé. Nunca había sido buena en seguir mis instintos; no por que no supiera cuáles fueran sino porque éstos siempre eran fallidos de alguna manera. Horrible, lo sé.
—Lo que pasa, Jenn, es que no te enfocas en lo verdaderamente importante —explicó Henry.
—Me es imposible enfocarme en algo que no sea…
—David o Peter —interrumpió Henry.
—No es exactamente lo que iba a decir pero… —terminé dándole toda la razón. Los chicos eran un tema constante en las mujeres, aunque unas aparentan ser demasiado buenas. Siempre, en cualquier etapa, vamos a suspirar por ellos.
Henry me regaló una de sus sonrisas de ángel, y agradecí el apoyo.
—Henry la última vez que te vi te pregunté si mis padres sabían lo que soy… —comenté insegura de si era el momento correcto de traer el tema—. ¿Sabes algo de eso?
Asintió.
—Jenn, ellos saben exactamente lo que eres…
—Nunca lo demostraron —susurré.
—Más que su deber, ellos de verdad quieren protegerte. Te aman aunque… —se calló. Sabía lo que iba a decir, Henry iba a mencionar su falta de atención hacia mí.
—Calla, por favor —imploré.
Henry entendía mis sentimientos, él era una especie de ángel guardián, aunque sé que no tengo uno.
—Te aman…
Si, claro, me amaban y yo juro por Dios que intentaba no juzgar sus acciones, pero les necesitaba tanto que era egoísta al no comprenderlos.
—¿Sientes eso? —preguntó Henry.
—¿Qué? —yo no sentía ni frio… ni nada, exactamente.
—Ese instinto que te dice que algo no está bien con el paisaje…
Me reí, pero al parecer hablaba muy enserio. Y de pronto, vi a David; al parecer se dirigía hacia nosotros.
—Creo que ya sé qué es —dijo Henry.
—¿Celoso?
—No, pero sé que es una distracción para ti. Solo quiero que sepas que no me gusta mucho ese tal David… hay algo… algo que parece muerto en él.
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Uff, uff!! ME TARDÉ DEMASIADO, Y LO SIENTO!! De verdad que este semestre está yendo medio pesadito, y con mi nuevo horario, me estoy estresando demasiado. Intentaré subir más seguido y GRACIAS A MIS LECTORAS FIELES! <3

jueves, 12 de julio de 2012

Capitulo #25 "Alas"


Era lunes por la mañana. No he vuelto a hablar con Henry ni con sus padres sobre el tema. Este fin de semana que pasó me sentí como en una nube, flotando tan suavemente pero el tiempo no me esperaba.
Henry me había dejado en mi casa el día que me dijeron lo que era. De ahí, hasta ahora en la mañana desperté de un sueño figurado.
Era lunes por la mañana.
—Jenn, te desapareciste todo el fin de semana. Incluso el viernes no viniste… —dijo Anna detrás de mí. Volteé hacia ella y le sonreí tratando de parecer relajada.
—Si, bueno, no tenía nada de ganas de salir—respondí—. Claro que, podemos hacer algo hoy. Si quieres…
—¿Te pasa algo? —Anna me conocía bien, sabe que algo anda mal conmigo, sabe que intento parecer relajada.
—No —volví a sonreír.
Caminamos en silencio hasta nuestros casilleros y con una tímida sonrisa me despedí. Era increíble lo bien que nos entendíamos y por eso me siento fatal de no poderle contar las mil tontería que contaron los padres de Henry.
—¿Cómo estas? —preguntó un voz a mi espalda.
—Vete, Henry —suspiré.
—Jenn, tratar de aparentar que estas bien no te ayuda —dijo con un tono autoritario.
—Pero, por algo he de empezar ¿no?
Negó con la cabeza y se alejó de mí.
Por algo he de empezar…
Nadie iba a venir a consolarme, porque nadie estaba tan chiflado para creer que la mitad de mi alma esta muerta. En esto estaba sola.
Sentí el calor de un cuerpo abrazándome.
—Perdóname, Jenyfer —se disculpó Henry.
Mis lágrimas salieron sin resistencia y de pronto yo estaba devolviendo el abrazo a mi amigo. Me mintió, pero ¿qué amigos no se han mentido alguna vez? Es tonto querer aparentar que se tiene la amistad mas perfecta del mundo cuando es imposible, porque sin esas peleas con tus amigos la relación no sería lo que se supone debe de ser. Entonces, sin esas peleas, sin esas mentiras, la amistad no se haría lo suficientemente fuerte. No sería real.
—Henry, cuéntame todo… Por favor —imploré en casi un susurro.

***
Henry y yo estábamos sentados en una banca del parque que solíamos visitar a menudo. Él jugueteaba con una hilacha de su pantalón y yo lo observaba, casi como sugiriendo que empezase a hablar.
—¿Y bien? —empecé.
—Pensaba en como decirte… Demonios, aquí va: si recuerdas lo del sacrificio entonces iré al punto —explico un poco nervioso. Asentí —. Un… un fantasma te quiere matar. Debe ser una alma que ha pasado tanto tiempo en el purgatorio que los Líderes del Consejo le han dado la oportunidad de matarte —dijo esto último vacilando.
—¿Y a qué espera? ¡Es decir, que venga y se enfrente! —grité enojada. Al momento me sorprendí por la valentía que saqué, aunque solo fue la emoción del momento. No sentía tal valentía.
—Para que esto funcione, el Fruoh debe ser traicionado de una forma cruel; solo así podrá matarte. O matar a la parte de tu alama que no esta muerta, que sigue aquí en el mundo.
—No he asimilado esa parte… La mitad de mi alma está muerta —manifesté mirando al vacío.
—Pero, entiéndelo como si estuviera protegida. Cuando un Fruoh muere como sacrificio entonces ahí es cuando las dos partes de su alma se juntan haciéndolas vulnerables. En una vida pasada, conocí a un Fruoh que murió… Su alma está atrapada en el purgatorio para siempre.
—¿Y no hay nadie que intervenga por nosotros?
—Todos tenemos un fin, los Fruoh, en particular, deben tomar las riendas de su vida, individualmente. Nadie allá arriba los auxilia.
Según a como entiendo, los Fruoh, somos los únicos a los que Dios no nos ayuda.
—Entonces, Dios no nos quiere, ¡qué bien! —exclamé.
—No digas eso —habló Henry muy en paz, pero con una sonrisa que no pude descifrar—. Ustedes los Fruoh son los más afortunados por poder defenderse de quién sea, se supone que sean sabios.
Abrí mi boca, ofendida.
—Luego te explicaré eso —aclaró mi amigo—. A lo que voy, es, que no dejes de creer en Dios. Él siempre va a escuchar tus plegarias, pero también ten en cuenta que te dio todas las armas para que te defendieras.
Henry ya no era mi Henry. En minutos se convirtió en otra persona, mucho más sabia y tranquila de lo que recuerdo. En curioso como están planeadas las cosas para ciertas personas.
—Henry, ¿cuántos años se supone que tienes? —cuestioné intrigada. Mencionó que en su vida pasada conoció a uno como yo, pero de alguna manera me salté esa parte de su comentario para, como siempre, pensar en mí. Yo era muy egoísta, y él era mi guardián pero sobretodo mi amigo.
—Ni yo lo sé, ¡soy un ángel, Jenn! —clamó con una sonrisa de oreja a oreja. Claro que era un ángel, todo en ese chico brillaba; no entiendo cómo jamás tuvo una novia. Seguramente, estaba ocupado cuidándome. Tener a tres ángeles protectores para mí, cuidándome, iba a subir mi ego.
Reí.
De pronto, en estos momentos de tensión donde cualquier cosa podía ocurrir, reímos. A carcajadas, debo decir. Era como cuando estábamos pequeños y los problemas más grandes eran en dónde nos íbamos a esconder mientras que Anna contaba hasta al cien. Todo eso fue real para mí… para Henry era un trabajo, pero estoy segura que también se divirtió.
Dejamos de reír, y al menos a mí me dolía mucho el estomago del esfuerzo.
—Henry ¿tienes alas? —pregunté con la expresión más seria que pude.
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¡ESTOY DE VACACIONES! ¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! xD
Deseaba dormirme tarde y levantarme aún más tarde, jaja.
*Lalee: MUCHAS GRACIAS A TI POR LEERLA, de verás espero estar emocionándote con la historia, xD.
*Kuroneko: Jajajaja, “fru-qué” Amo tu vocabulario, literalmente. Sí, lo admito, a mí también se me salen las palabrotas :D
*Isaa: Uff, pensé que ya te habías olvidado de pasar por aquí! :) Si, escribiste bien fruoh… Yeaah, yo también me equivoco y eso que lo inventé, xD.
LEE ABAJITO
Chicas, o cualquier persona que se pase por aquí a leer la nove (en especial a mi 3 favoritas, jaja), espero que me escriban a mi correo: VALE_QUEEN_@HOTMAIL.COM por si tienen dudas respecto a la novela… ya saben a veces a una se le va la cabeza a otro lugar y escribe como si no hubiera un mañana, xD. Oh, también si tienen algún correo chistoso, mándenlo, que a veces me aburro, :)

domingo, 24 de junio de 2012

Capitulo #24 "Fruoh"


5, 10, 20… no sé cuantos segundos o minutos pasaron pero cuando recuperé la cordura, ya estaba sentada en el comedor con Henry y su familia.

—¿Qué? —dije casi en un susurro. No estaba yendo nada bien. Pienso que todo esto es absurdo pero también tan real. Como si supiera que mi existencia es meramente mágica o fantasmagórica… o lo que sea. Debo dejar de leer la romántica paranormal.

—Entonces… —empezó Albert—, ¿ya estas bien?

—Algo así. Necesito que me explique más, aún no entiendo.

—Mira Jenyfer, es algo difícil de absorber y asimilar pero sé que eres inteligente y sensata, y que no harás tonterías con lo que te diremos —informó Jules—. Eres… una Fruoh.

¿Una qué…?

—¿Una qué…?

—Fruoh —reafirmó Henry, que había estado demasiado serio.

—Son seres capaces de cruzar al “otro lado”. Jenyfer, no pienses que somos unos chiflados. Debes confiar en tu instinto, sabes que es real —dijo Albert.

—Escuchen, es imposible no pensar que están locos, sin ofender. ¿Cómo en mi santo juicio voy a creer que soy una Fru… eso? No tengo nada especial que aportar, de verdad.

—Te equivocas, Jenyfer —continuó Henry—. Eres una chica tan fuera de lo normal.

—Si, claro… Dime, ¿cómo es que apoyas todas estas tonterías? ¿Cómo es que, suponiendo que soy una de esas cosas, sabes tanto sobre mí? —pregunté.

—Somos tus guardianes —respondió Albert muy calmado—. En estos días ya no hay tantos Fruoh, y nosotros debemos resguardarte de todo mal que te aceche. Sabemos que alguien te está buscando. Quieren matarte Jenyfer, quieren usarte como “sacrificio”.

—¿Sacrificio? ¿Para qué? —No sé por qué estaba metiéndome en este jueguecito, lo cierto es que desde hacía un tiempo podía presentir mi muerte; con esos sueños…

—Cuando alguien muere se supone que debe pasar algún tiempo en el purgatorio ¿lo sabías? —comentó Henry.

Asentí. Había escuchado bastantes historias sobre eso cuando mi abuela materna nos visitaba; era aficionada a todas esas cosas del alma.

—Bueno —continuó Henry—, hay almas que llegan a pasar demasiado tiempo ahí sin saber qué los deparará. Sin saber si son buenos como ir al cielo o malos como para ir a “ya sabes donde”.

—Continua —alenté a Henry que esperaba a que asintiera o algo.

—Hay almas “afortunadas” que pueden decidir a dónde ir, éstas son escogidas por un Consejo en el purgatorio. Los líderes del Consejo son de las almas más viejas que jamás han podido cruzar y se hicieron de su propio reino. Ellos de alguna forma hicieron pacto con los dos lados, ya sabes, los buenos y los malos, para así darles oportunidad a algunos de poder cruzar.

—¿Moriré pronto entonces? —miré a Henry con los ojos llorosos. Él se acercó y me abrazó.

—No, nosotros te protegeremos Jenyfer —dijo Jules de modo maternal—. Llévala a casa Henry. Es suficiente por hoy.

—¡No! ¡No es suficiente, debo saber que me espera! —grité con mas lagrimas aún. Sé que hay alguien ahí afuera que me busca para poder usarme como un sacrificio. No iba volver a ser una ignorante en cuanto a mí.

—Te explicaré más mañana… —me calmó Henry.

Es raro, de un segundo a otro ya había aceptado, sin darme cuenta, lo que en realidad era.

—Mi familia no dejará que te pase nada, Jenyfer. Puedes confiar en nosotros. Te cuidamos perfectamente desde que naciste —comentó mi amigo, sonaba raro pues yo lo conocía desde que era prácticamente un bebé. Nuestras familias se conocían. ¿Mis padres sabrían algo de esto?

—Henry, ¿mis padres… saben lo que soy?

La mirada de mi amigo era inescrutable. Algo malo estaba por venir en momentos.
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OH! Estoy super rápido dejándoles un pequeño regalo de agradecimiento a mis 3 fansenses (jaja xD) que leen mi novela. Chicas: Es una mini tarjeta de agradecimiento online (xD) por si tienen algún blog o sitio web donde ponerlo, o simplemente para guardarlo en su ordenador. Gracias por el apoyo.

martes, 5 de junio de 2012

Capitulo #23 "La verdad"


Tomar las riendas de mi joven vida iba a ser difícil. Las emociones de una chica, junto con lo que tenía que descubrir acerca de David, eran un problema.
Tomaría el riesgo de equivocarme, y si tenía que creer en la ficción, entonces así iba a ser. Lo lógico ya no parecía ser lo mejor, y el pasado se estaba volviendo en mi futuro.
Me sentía fatal por saber que dedicaba más tiempo a pensar en David que en Peter, pero había un presentimiento en mi cabeza: David no había llegado a mi vida por mera casualidad. El destino a veces te daba jugarretas, pero también sé que cuando algo está escrito es porque debe pasar. Y yo quería ver el pasado de David para combinarlo con mi presente y futuro. Lo quería en mi vida… aunque eso pudiera ser peligroso.
Pintaba para ser un sábado tranquilo así que me levanté con una nueva esperanza. Iba a descubrir cuál era la verdad acerca de David.
—Mamá, necesito dinero… —dije llegando al comedor donde mis padres ya desayunaban.
—Si, escucha, toma lo que necesites de mi bolso… —dijo mientras contestaba en su celular.
Asentí y fui a su habitación a buscar su bolso. Mi pecho sintió una presión, y deseé por un momento que al menos mi mamá me hubiese preguntado para qué necesitaba ese dinero… Que se interesara en mí.

Llegué a la casa de Henry por la parte de atrás, escalaría el árbol hasta su ventana.
Escalé más rápido de lo normal ese árbol que siempre se me hacía tan interminable. Golpeé su ventana con fuerza hasta alguien la abrió.
—¡Jenyfer! ¡¿Qué crees que haces?! Casi quiebras la ventana—dijo ayudándome a entrar.
—Henry, creo que tengo un problema —dije seria.
—¿Qué clase de problema? —preguntó preocupado.
—Mira, sé que te sonará tonto pero me siento diferente. Es como si…
—Como si nada fuera real pero tampoco falso —terminó por mí.
—Sí, ¿cómo…?
—Veo que aun no descubres nada…
—¿Nada? ¿Acerca de qué? —pregunté curiosa de saber más.
—¡Demonios, Jenyfer! ¡¿No te das cuenta?! —gritó. No parecía ser él.
Antes de que pudiera responder, alguien entró.
—Henry, ven conmigo —dijo Jules, la madre de Henry. Jules era una mujer alta, parecía ser muy refinada con unos modales impecables.
—Si —dijo él bajando la cabeza.
—¿Qué pasa? —pregunté desesperada. Parecía como si no estuviera ahí.
—Ven, Jenyfer, es hora de que conozcas el mundo verdadero…
Sonaba tan existencial y tonta esa frase pero, ¿qué más podía hacer?
Henry y yo seguimos a Jules hasta llegar al comedor donde el padre de Henry, Albert, ya nos esperaba con una mirada indescifrable.
—¿Quieren decirme qué pasa? —pregunté a todos sin saber a quien mirar.
—Primero lo primero —dijo Albert—. Jenyfer, ¿qué has estado experimentando estos últimos días?
—¿Cómo sabe de esas cosas? —cuestioné.
—Responde… —dijo Henry.
—Yo… he sufrido un desmayo, solo eso. Nada del otro mundo —dije queriendo restar la tensión a la situación. Pero si evadía este asunto, entonces no iba a conocer esa verdad…
—¿Has tenido visiones o sueños que parecieran ser  reales, Jenyfer? —preguntó Albert.
Asentí. ¿Cómo sabía todas esas cosas?
—Jenyfer, si estás de verdad segura para conocer la verdad acerca de ti, entonces debes saber salir de ese trance que tienes —dijo Henry. Al parecer me estaba dando ánimos.
Volteé a ver a Albert, decidida.
—Dígame todo lo que sabe…
—Jenyfer, ¿qué pensarías si te dijera que la mitad de tu alma esta muerta?
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Muchas gracias a:
Kuroneko: Si, creo que sigue queriendo matar a David, xD
Lalee: Pues ahí viene más de David :D
Isa!: Jaja, la anónima, xD Espero que sigas leyendo la novela.
Gracias por pasarse y comentar, pero no solo por eso sino por leer la novela, :) <3